Salen los Freudos

Por el Lic. Gabriel Rollonga

Confirmaron desde el Ministerio de Economía que, dado que el psicoanálisis es ya “moneda corriente” en el país, se imprimirán los nuevos Freudos que prometen terminar con la inflación galopante que tiene en vilo a los argentinos.
Se usarían, principalmente, para pagar las sesiones terapéuticas, pero se está estudiando además la posibilidad de convenios con supermercados chinos y algunos laboratorios de psicofármacos.
El billete será expedido en una única denominación, 1 Freudo, equivalente a una sesión de terapia, un six de birras, un Mac-combo o un raviol de pasta base. Llevará grabado, por un lado, la efigie del Dr. Freud en plena acción terapéutica: pipa en boca, la mirada adusta e impenetrable, como insinuando un “Cuénteme todo sobre su madre…”.
En el anverso, el logo-tipo de la asociación psicoanalítica argentina, con el lema “Los Familionarios”.
Como medida de seguridad contra posibles falsificaciones, todos los Freudos contarán con su propia significación fálica a modo de pequeña tirita metálica incrustada con la inscripción del nombre del padre.

El senado, por su parte, dictaminó el pasado 7 de Septiembre que, “la otra cara de la moneda” será de uso exclusivo para sujetos bipolares y esquizofrénicos que escuchen un máximo de dos voces.

Los bancos de Palermo-Freud están dedicando una ventanilla especial para transacciones con la moneda; entre otras se podrán realizar cambios, extracciones y depósitos de heces frescas (o de freudos, que, psicoanalíticamente hablando, son lo mismo).

En la facultad de psicología, una minoría conductista comenzó una protesta por su disconformidad con la medida. “Todos saben que la teoría de Freud es un invento, no tiene bases empíricas. Los freudos son una estafa, plata imaginaria frutos de una teoría imaginaria, ¡no se dejen engañar!” dijo la licenciada Arnaiz mientras chupaba una rata recién sacada del laberinto.

Sin embargo, la medida ya es una realidad y pronto cualquiera podrá ir al bar de Clara a pedir un café con medialunas, pagar con un freudo y pedir el vuelto en rosquetas frescas.