domingo, 6 de julio de 2008

Un caso clínico: ¿de qué se ríe la sandía cuando la cortan al medio?


La sandía es un cucurbitáceo. ¿Qué es un cucurbitáceo? Es la familia de las plantas angiospermas dicotiledóneas de tallo sarmentoso, pelo áspero, hojas sencillas y alternas, flores regularmente unisexuales de cinco sépalos y cinco estambres, fruto carnoso y semilla sin albumen, como la calabaza, el melón, el pepino, etc.

Tenemos la impresión de que para responder a nuestro interrogante –así como para responder a cualquier otro interrogante- vamos a necesitar del psicoanálisis lacaniano. ¿Por qué? ¿Es que no escucharon recién? “Angiospermas”, “unisexuales”, “semilla”, “pepinos”, “melones”, “familia”… El método lacaniano nos permitirá dar cuenta de la verdad de la sandía, y para ello vamos a necesitar que ella nos hable.

Inmediatamente nos surge un problema epistémico: Kant diría que no podemos conocer “la cosa en sí”, el “nóumenos” (recordemos aquella frase suya: “No se puede conocer el nóumenos. Sólo se puede conocer maómenos.”). Pero este problema es tan sólo ilusorio, pues sabemos que en el Seminario 589 (“El psicoanálisis y sus frutos”), página 15, versículo 3, Dios -digo, Lacan- afirma que “La sandía no existe”.

Sin palos en la rueda analicemos, entonces, a una sandía, recién traída de la verdulería. Nuestro axioma es: el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Pero… ¡la sandía no tiene inconsciente! No es un “sujeto del inconsciente”, ni habla, a pesar de que su procedencia de la verdulería le haya hecho entrar al mundo humano… Entonces, cuchillo en mano, procedamos a la escisión de este sujeto-por-venir: ¡Zaac!... ¿Escucharon? ¡Se está riendo! Ya podemos afirmar que la sandía simboliza, tiene inconsciente, está escindida, castrada…

Pero… un momento… ¡esta sandía debería estar muriéndose de angustia! Debería estar hablándonos de sus fantasmas incestuosos, contándonos lo mal que la pesó el verdulero, confesándonos que le falta lo que tiene la banana… ¿De qué se ríe entonces la sandía? ¡Dice que se ríe de que no le falta nada, de que no está castrada, de que está llena de semillas, de vida, de que aún en el final va a poder ser parte de una ensalada de encuentros!

Sin embargo, este acceso de alegría no es sino ilusión: en realidad, ella se ríe porque el gran Otro la desea como postre, sin darse cuenta de que para ello la van a despedazar.

Y bien, ¡viva nuestra teoría! ¡Llegamos a una verdad libre de dudas! Porque si nuestra interpretación de por qué se ríe la sandía es correcta, luego dimos en el blanco. Y si es incorrecta, quiere decir que “mandamos fruta” o que “dijimos cualquier verdura”, ¡lo cual nos remite a la verdad de nuestro sujeto!

Bueno, muy bien, por hoy vamos a dejar acá... ¿Qué dice la sandía? ¿Qué no puede pagar la sesión? Mmm... bueno, si no tiene un mango partido al medio, habrá que trabajar para conseguirle la media naranja que le banque el análisis. Porque aunque no lo quiera, tarde o temprano se va a tener que angustiar…

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Los felicito por el Blog! Muy gracioso! aunque no pude dejar de notar una perturbadora semejanza entre éste y la revista Barcelona(coincidencia?)

Juan Adolfo Viena dijo...

Muchas Gracias!
sí, pura coincidencia... pura coincidencia...

Pablo Casal dijo...

les dejo un dato, fruto del saber popular: parece que para comprobar si la sandía está madura, se la suele sacudir hasta que larga un sonido semejante al de una carcajada, indicio de que "está lista para darle"

pablo

Anónimo dijo...

¡ Muy buena data pabloscom... !
Si las minas fueran tan fáciles como las sandías...

Anónimo dijo...

jajjaja es genial simplemente genial. Gise

Anónimo dijo...

Hola

Habia leido este articulo hace mucho,me habia olvidado de decir que es GENIAL ! como dijeron mas arriba! es muy buenooooo, jajaja ojojojojo!

Angelica dijo...

Excelente articulo donde se combina las noticias con el humor. Me gustaría que comentaran acerca de diversos productos comestibles ya que suelo alimentarme a través de un delivery
belgrano
porque no soy buena cocinera