martes, 29 de julio de 2008

Pisar caca en la calle: un ejemplo de metonimia social


Por el Lic. Gabriel Rollonga

Hay quienes ven al Psicoanálisis como una disciplina que carece de interés por el campo social y que tan sólo tiene en cuenta los avatares edípico-personales cuando se analiza la vida del sujeto, como si este no fuera un producto cultural perteneciente a un histórico-social que lo determina.

Nosotros pensamos que esta postura erra, primeramente, al desconocer que el conjunto social está formado por la vasta e intrincada red de círculos edípicos de todos los sujetos; es decir, todo sujeto es padre o madre o hijo o hermano o primo o sobrino o abuelo o tío, etc. de algún otro sujeto. Como se ve, concebimos la trama social en toda su complejidad.

En segundo lugar, afirmamos que para el psicoanálisis existen mecanismos sociales homologables a los mecanismos psíquicos inconscientes, y queremos objetar tales cuestionamientos con un simple ejemplo de lo que llamaremos “metonimia social”.

Sabemos que Lacan, sirviéndose de la lingüística, toma el concepto freudiano de “desplazamiento” para formular su “metonimia” como una de las leyes del inconsciente: aquella que hace remitir de una significación a otra a partir de la conexión de un significante con otro en la cadena significante. Entonces, el deseo que viaja de un objeto a otro constantemente, o el discurso que migra de palabra a palabra, son algunos ejemplos de metonimia.

Ahora pasemos a nuestro ejemplo. ¿Quién no ha pisado caca en la calle alguna vez? El sujeto contemporáneo, cosmopolita, se funda como tal a partir del momento mítico, estructurante, en que pisa mierda en la calle. Acaso sea inútil preguntarse por la causa o por la génesis del suceso (podemos suponer, sin embargo, la ruptura de la correa significante en el lazo dueño-perro). Lo importante es que sucede, y que se puede decir de todo sujeto hablante que camina por sus propios medios que él pisa caca en la calle.

La enseñanza de Lacan nos abre aquí, con su lucidez, la siguiente consideración fundamental: el sorete es el sorete del otro.
Cuando pisamos mierda, ¿acaso no es mierda ya-pisada por otro? Y aun si fuera un sorete entero, ¿acaso no es un sorete cagado por un otro o su perro? Nos encontramos entonces con la incuestionable dimensión social del pisar-caca. Cuando piso caca, piso la caca que otro pisó (o en el caso mítico-originario, que otro cagó), y a la vez que otro pisará después de mí, y así hasta su asintótica disolución en la acera del algún barrio porteño. ¿No es esto un claro ejemplo de metonimia, de metonimia social? Ser un sujeto hablante de la posmodernidad es habitar el espacio público pisando la mierda del otro todo el tiempo, sorete tras sorete tras sorete, todos soretes del otro.

Acostumbrados como estamos a escuchar la mierda que nos trae cada paciente en la sesión, decimos que esa mierda que nos trae es social, es decir, tiene que ver con su mamá, con su papá, con su hermana…
Entonces, para aquellos que dicen no ver en el psicoanálisis la estrecha ligazón del psiquismo del sujeto con su entorno social, he aquí para contrariarlos un ejemplo… Un ejemplo de mierda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno su Blog. Aunque yo me declaro una fanatica de Lacan...

Anónimo dijo...

leer a Lacan es como pisar caca en la calle !!!