Por Conchita Cardeñoso
La psicología puede ser usada para muchas cosas, ¿quién dice que solo estudiamos la maquinaria deseante para curar a pacientes (e impacientes) de sus patologías? ¿y qué pasa con la psicología en la vida cotidiana? ¿qué pasa con la necesidad de ganarse un chongo? ¿acaso usaremos nuestros poderes psicológicos para tal fin? Siga leyendo señora y se enterará de mucho, mucho más…
Entendamos un poco más de la psicología del chongo: Dentro del coco, recorren su cerebro incesantes mociones libidinales (o llamadas coloquialmente “calenturas”) que pujan por salir hacia distintos fines. Como bien explica las ciencias naturales, las corrientes de aire caliente tienden a elevarse por sobre las frías. De igual manera, podemos decir que las calenturas de mayor temperatura, se montan y se empinan sobre las más frías. Ésta movilización de las interioridades libidinosas se expresa de las formas más originales. Puede ser de modo barrial (a saber, estar al pedo en el barrio con amigos tomando cerveza), chamullar, laburar… y por supuesto, garchar. Vamos a focalizarnos en la última, que constituirá nuestro objeto de indagación.
Para esto vamos a valernos de una analogía. Imaginemos el cerebro de un hombre como una cuenta de banco. Como mujeres, Tarjeta de crédito en mano, en sus marcas, listas… ¡YA!
Consideremos al hombre, cualquier hombre heterosexual, como una cuenta corriente de banco, libidinalmente hablando. Por el hombre transita un flujo de valor, viscoso y espeso, que se adhiere a todo objeto de su deseo.
Una paja artesanal, o un chupete de falo, por ejemplo, bien podrían valer como un depósito bancario. Entonces, ¡Ya tenemos un ahorro en nuestro banco! Tenemos por lo menos una seguridad: algo tenemos. El hombre continuará acudiendo, regresando a nosotras, aún a gatas o arrastrándose por el suelo, si fuera necesario. El hombre quiere algo… algo más. Nuestro hombre quiere tomarnos, darnos vuelta y depositar sus bienes en nuestros fondos. Lo tenemos donde queremos.
Pero no se engañen, que la economía es cíclica. Un subibaja es el amor, y así como alguna vez, nuestro culo duro y redondeado nos proveyó un sustento, la fuerza de la gravedad puede así, en un ¡tris!, desbaratar todo lo embolsado. Si la crisis pudo enseñar algo a la psicología del chongo, es que en los mercados del amor, una nunca está del todo asegurada, el que hoy es nuestro chongo “por siempre” mañana podrá ser el de la vecina o el de la hija de puta de nuestra compañera de la facu.
A ver a ver, repasemos los tips: un depósito los deja regalados; ahora una extracción… (llámese metida de cuernos descubierta, mal trato constante, dolores de cabeza, esta noche tengo sueño, llamar con seudónimos diminutivos a su miembro, etc). Una extracción hace peligrar nuestra cuenta. Demasiados números rojos nos pueden dejar sin satisfacciones… Entonces, consejito chicas: promediar nuestro balance fiscal. Esto es, por cada mala, una buena. Si me descubrió con otro, le dejo que me haga el ****; etc.
Pequeña advertencita: Si alguna vez su chongo las deja, quiebra su empresa, el chanta te estafa y sube la taza, se funde tu banco y no tienen un mango. ¡Fuerza chicas! a todas les pasa. A empezar de nuevo, monedita por monedita se buscan otro depósito que de a poquito y piquito se lleva adelante una empresa.
Y ahora sí, ¡a ganar chicas!
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3 comentarios:
Gracias Conchita!1!!!!!!!!!!!!!!1
te kiero por estar ahi y por los consejitos
ayer lo segui adelante y me fue rekete biennnnnnnn
besoteee
Lu
lo que pasa es que en la facultad de psico faltan chongos... ese es el problema...
Ja Ja Ja!!!
Gracias Conchita por tus consejos!
a mí también me sirven!
chicos, re buena la revista
los quiero mucho a todos
besitos
muackis
Agustín
XOXOXO
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