Se estima que en la totalidad de sus ocho publicaciones científicas incide en el delito de la que se la acusa."¡Se pueden leer párrafos copiados literalmente de de un capítulo al siguiente e incluso entre libro y libro!" Dijo indignada la estudiante de psicología que presentó la demanda.
El artículo 35 del capítulo XI de la Ley Penal de la Ciudad de Buenos Aires establece: "Obra con dolo quien quiere la realización del hecho tipificado, así como quien la acepta, previéndola a lo menos como posible. Si cuyo plagio entrevere el dolo, aproxima la previsión posible." Y según el juez Schreberstein de la Suprema Corte "ella doló señores, doló y ¡la doló mal!"
Su abogado defensor, el Dr. Carlos Aristeguy explicaba: "Existe una línea muy tenue que separa los campos del plagio, la imitación y la investigación seria. Hablamos de plagio cuando se utiliza propiedad intelectual de un tercero, sin su pleno consentimiento y sin hacer referencia a la fuente. Es decir… se trata de lo que comúnmente se llama “un robo”. Una imitación… una imitación es algo muy distinto. Es una suerte de deformación de la obra original, a la que se le imprime parte de la propia singularidad del imitador. ¡Nada que ver con un plagio! ¡Sapo de otro pozo! Cualquiera puede ser un vil plagiario, pero para imitar… ¡No señor! hay que ser todo un artista para imitar... hay que resonarse la obra ajena para poder imitar… En el caso de Ana María… Bueno… nosotros sostenemos que se trata más bien de un caso de auto-imitación patológica. Nuestra clienta se ve compelida a imitarse a sí misma, cada vez más fervientemente… es casi como…como… es una cuestión… vamos a alegar demencia… sí, definitivamente demencia…"
Por su parte, Ana María Fernández no ha parado de esgrimir en su defensa alocadas declaraciones en calidad de explicaciones, negaciones y forclusiones: “Estoy siendo blanco del Capitalismo Mundial Integrado… Mi abogado me psicopatea. Sí, y lo peor es que me psicopatea desde el laconismo (…) lo que pasa es que a Occidente no le gusto; ellos dicen que imito, que me auto-imito, que me copio… Y lo que sucede es que esa lógica de la Idea y de las copias que intentan imitar la Idea a la perfección corresponde a lo más bajo del pensamiento occidental, desde Sócrates hasta hoy… Yo no hago copias: yo hago simulacros. Aguante Nietzsche. ¡Nietzsche y Deleuze!"
La próxima semana tendrá lugar el juicio oral, tras el cual se estima, si todo sale bien, que le seguirá el juicio sádico-anal y luego el fálico. “Ana María va a estar medicada. Todo va a evolucionar bien, sin fijaciones.” aseguró el Dr. Aristeguy.
Mientras que un infausto recato reina las palabras de los especialistas disciplinarios y el silencio se hace oír, el irónico pájaro soliloquio sobrevuela el Condado de Leuze (territorializado al norte de Villa Soldati) donde una inocente anciana pela un damazco y lee "El Campo Grupal" creyendo que lo que lee se escribió por una única autora productora de sentido de una vez y para siempre.
Por lo pronto, La justicia dirá.
El artículo 35 del capítulo XI de la Ley Penal de la Ciudad de Buenos Aires establece: "Obra con dolo quien quiere la realización del hecho tipificado, así como quien la acepta, previéndola a lo menos como posible. Si cuyo plagio entrevere el dolo, aproxima la previsión posible." Y según el juez Schreberstein de la Suprema Corte "ella doló señores, doló y ¡la doló mal!"
Su abogado defensor, el Dr. Carlos Aristeguy explicaba: "Existe una línea muy tenue que separa los campos del plagio, la imitación y la investigación seria. Hablamos de plagio cuando se utiliza propiedad intelectual de un tercero, sin su pleno consentimiento y sin hacer referencia a la fuente. Es decir… se trata de lo que comúnmente se llama “un robo”. Una imitación… una imitación es algo muy distinto. Es una suerte de deformación de la obra original, a la que se le imprime parte de la propia singularidad del imitador. ¡Nada que ver con un plagio! ¡Sapo de otro pozo! Cualquiera puede ser un vil plagiario, pero para imitar… ¡No señor! hay que ser todo un artista para imitar... hay que resonarse la obra ajena para poder imitar… En el caso de Ana María… Bueno… nosotros sostenemos que se trata más bien de un caso de auto-imitación patológica. Nuestra clienta se ve compelida a imitarse a sí misma, cada vez más fervientemente… es casi como…como… es una cuestión… vamos a alegar demencia… sí, definitivamente demencia…"
Por su parte, Ana María Fernández no ha parado de esgrimir en su defensa alocadas declaraciones en calidad de explicaciones, negaciones y forclusiones: “Estoy siendo blanco del Capitalismo Mundial Integrado… Mi abogado me psicopatea. Sí, y lo peor es que me psicopatea desde el laconismo (…) lo que pasa es que a Occidente no le gusto; ellos dicen que imito, que me auto-imito, que me copio… Y lo que sucede es que esa lógica de la Idea y de las copias que intentan imitar la Idea a la perfección corresponde a lo más bajo del pensamiento occidental, desde Sócrates hasta hoy… Yo no hago copias: yo hago simulacros. Aguante Nietzsche. ¡Nietzsche y Deleuze!"
La próxima semana tendrá lugar el juicio oral, tras el cual se estima, si todo sale bien, que le seguirá el juicio sádico-anal y luego el fálico. “Ana María va a estar medicada. Todo va a evolucionar bien, sin fijaciones.” aseguró el Dr. Aristeguy.
Mientras que un infausto recato reina las palabras de los especialistas disciplinarios y el silencio se hace oír, el irónico pájaro soliloquio sobrevuela el Condado de Leuze (territorializado al norte de Villa Soldati) donde una inocente anciana pela un damazco y lee "El Campo Grupal" creyendo que lo que lee se escribió por una única autora productora de sentido de una vez y para siempre.
Por lo pronto, La justicia dirá.
5 comentarios:
Este artículo muestra la realidad que hemos vivido los lectores de Ana María, auto-plagio señores! Y pueden alegar demencia. Pero yo creo que la autora es una incomprendida de nuestra época, no se entiende que su obra es un rizoma.
Atte Guattari
irrespetuosos
AGUANTE LA VIENA CARAAAJOOOOOOO!!!!"!11!!!
Me parece que no leyeron mucho de Ana Fernandez, luego confunden conceptos que robaron de grupos (ambas cátedras) con otro poco de antropo, es decir además de poco humor son unos forros mal leídos.
La tienen con Lacan (insisto, dudo de que lo hayan leído), no se animaron a poner la postura de Ana pq no la tienen en claro.
personalmente sospecho que los libros de ana fernandez los escribieron sus secretarios, y que por eso no hubo un seguimiento como corresponde de los textos fuente, entonces como los escribieron muchas personas distintas se les traspapelaron los textos. más que criminal, es de mal gusto. igual está bueno porque te hace pensar en qué es un autor, de foucault, o en una especie de yo social. también en algo del capítulo 1 del capital, pero eso ya es otra historia.
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