Se abrieron sus ojos
Que guardaban asbesto
Destapó se su cara
Del pesado lienzo
Temblequeó abrumado
Aún dócil su cuerpo
El tiempo transformado
Y articulado el tormento
Salió de su féretro
Respiró un momento
Marchó por las calles
Y vigiló su empeño
Trabajó en sus partes
Individualizó su cuerpo
Se ubicó en su rango
Y desplazó por el medio
Un hombre en la calle
Preguntó en desconcierto
¿No es ese Foucault
Que surgió de los muertos?
La momia paseaba
Cual soldado enérgico
Perfeccionaba su marcha
Analizaba se el cuello
Encontró un espejo
Se miró su elemento
Y dijo se perplejo:
“Que poco bello”
Asistió deprimido
Al espacio terapéutico
Recompuso sus máquinas
Dividió su sueño
Se marcó el detalle
Y reconstruyo a despecho
Un nuevo transeúnte
Que observó al siniestro
Preguntó en desconcierto
¿No es ese Foucault
Que empezó tratamiento?
Evitó los grupos
Se clausuró en su zona
Controló su ello
Se volvió una persona
Aprendió en la escuela
Curó su rizoma
Se compró un celular
Y miró las horas
Ana Fernández de paseo
Pasa y mira con deseo
Y le surge la pregunta
“Fieles ojos, ¡lo que veo!
Foucault con chapas
¿será cierto?”
Michelle se acerca y le cuestiona:
“Usted, querida señora
¿Me impondrá otro argumento,
quien soy yo sino un cuerpo muerto?
finalmente muerto, finalmente libre
ya no quedará ningún incierto,
quien desearía dominar un fiambre
¿le estará faltando el aliento?”
Ana Fernández reconoce
A pesar de su doloso goce:
“Por Castoriadis, ¡que profecía!
Esta misma mañana yo creía
En todas las cosas que decía
Ya ahora usted me hace dudar...
Pero espere un poquito
De un poco marcha atrás
No se me haga el vivo
¿No leyó usted a Lacán?
¡deconstruyase espectro!
¡que sino lo voy a castrar!”
Foucault aterrado,
se atajó en serio
La miró de reojo
y frunció el seño.
“A usted lo han engatuzado
No se le ha disociado el poder del cuerpo
Se lo pido bien, de onda
Vuelva se al cementerio”
Y así por mandato casi divino
Reconoció eficaz la institución
Miró por ultima vez el camino
Sacudió su cuerpo y partió
El fantasma, el parisino
Retorno inmutable a su perdición
Volvió sus pasos al olvido
Y dejo las chapas sobre el sillón.
1 comentario:
una poesia surrealistamente genial !!!!!
Felicitaciones
Marnie
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